Conocimiento y Realidad

CONOCIMIENTO Y REALIDAD



Tomado de: DE ECHANO,J. y otros (2001) Dianoia. Madrid: Ed. Vicens Vives. Pp. 111-117


EL CONCEPTO DE REALIDAD

Nuestra experiencia inmediata nos muestra que vivimos en un mundo de “cosas”, es decir, de objetos físicos que los definimos como tales, porque consideramos que tienen una cierta consistencia En este sentido aplicamos el término realidad al conjunto de cosa materiales entre las que nos movemos y de las que de algún modo formamos parte.

Sin embargo, también entra en nuestra experiencia otro tipo de fenómenos cuya materialidad no es tan evidente, y de los que decimos también que son reales. Consideremos, por ejemplo, las alucinaciones o los sueños, que son capaces de producirnos angustia; las valoraciones éticas que dirigen nuestra conducta; Dios como ser que determina la existencia; la “nación” como algo que nos da señas de identidad.

Se trata de fenómenos de carácter psicológico, espiritual, cultural, relacionados con el mundo del lenguaje, de los valores y de los fenómenos sociales, etc., que tienen otro tipo de consistencia que el mundo físico. Sin embargo, ellos también están ahí, los sentimos presentes, como algo que se impone frente a nuestra individualidad.

Estos fenómenos se nos presentan en un momento o en un lugar determinados. Parece, pues, que el espacio y la temporalidad son las características que los acompañan, o al menos una de ellas. A pesar de que se muestran interrelacionados, es decir, apareciendo varios fenómenos juntos, entendemos a cada uno de ellos independientemente, pudiendo constituir una gran variedad de combinaciones. Según esto, habría que atribuirles también la individualidad como característica.

Teniendo en cuenta estos datos, podemos dar una definición provisional de lo que se suele entender por realidad. Ésta estaría compuesta por el conjunto de las cosas y sucesos materiales sujetos a las leyes del espacio y el tiempo, y el de las “cosas” y sucesos psico-espirituales solo sometidos al tiempo.

La primera conclusión que podemos sacar a partir de esta definición es que la realidad se nos impone, se presenta ante nosotros como un dato, como lo dado, y es, por lo tanto, un punto de partida que no podemos obviar. En segundo lugar, esta realidad se nos manifiesta como una pluralidad diversificada, formada por materiales sueltos, individuales, con los que operamos; los organizamos, los enlazamos y formamos así la versión humana de la realidad, es decir, construimos el mundo.

Este mundo construido es el ámbito propio en el que se desarrolla la vida humana. Según K. POPPER, este mundo no es uniforme sino que tiene distintos niveles, cada uno de los cuales posee características propias.

En este mundo existiría lo que él llama el mundo 1, compuesto por el mundo de los objetos y estados físicos; el mundo 2, en el que se integran los estados de conciencia o estados mentales, y el mundo 3, el del conocimiento en sentido objetivo. Todo hombre vive al mismo tiempo en los tres mundos y en ellos, según él, se agota la realidad.

Pero la imagen que de la realidad llega a formarse el hombre depende, en gran parte, de su propia actividad cognoscitiva. Por esta razón, el problema de la realidad aparece en filosofía relacionado con el de su conocimiento.

Como “Mundo 1” me refiero a lo que puede llamarse el mundo de la física: de las rocas, los árboles y los campos físicos de fuerzas. También incluyo aquí los mundos de la química y la biología. Con “Mundo 2” me refiero al mundo psicológico. Lo estudian los estudiosos de la mente humana, pero también los de la mente animal. Es el mundo de los sentimientos de temor y esperanza, de las disposiciones para actuar y de todo tipo de experiencias subjetivas, incluidas las subconscientes e inconscientes.

Así, los términos “Mundo 1” y “Mundo 2” quedan fácilmente explicados. La explicación del “Mundo 3” es un poco más difícil. Con “Mundo 3” me refiero al mundo de los productos de la mente humana. El contenido de un libro, o de una teoría, es algo abstracto. Todos los cuerpos físicos concretos, tales como las rocas, los árboles y los cuerpos animales y humanos, pertenecen al “Mundo 1”; y todos los estados psicológicos, sean conscientes o subconscientes, pertenecen al “Mundo 2”. Pero las cosas abstractas, como los problemas, las teorías y argumentos, incluidos los erróneos, pertenecen al “Mundo 3”. Los términos “Mundo 1”, “Mundo 2” y “Mundo 3” se han escogido conscientemente por su falta de color y por la arbitrariedad. Pero hay una razón histórica para llamarlos 1, 2 y 3: parece que el mundo físico existió antes que el mundo de los sentimientos animales; y yo conjeturo que el “Mundo 3” no comienza hasta la evolución de un lenguaje humano específico. Consideraré que el mundo del conocimiento humano formulado lingüísticamente es el más característico del “Mundo 3”. Es el mundo de los problemas, las teorías y argumentos. K. POPPER: El universo abierto, págs. 136-137 • ¿Qué características tienen los contenidos del “Mundo 1 “, “Mundo 2” y “Mundo 3”? • ¿Qué contenidos considera POPPER más característicos del “Mundo 3”? • ¿Por qué POPPER atribuye números a estos mundos?

EL CONOCIMIENTO COMO DOMINIO DE LA REALIDAD


El interés por el conocimiento del mundo no surgió en el hombre como un puro afán de saber, sino de la necesidad de conseguir un mejor dominio del entorno a través del desarrollo de unas técnicas —conocimiento de plantas y tipos de cultivos, fabricación de instrumentos de caza, desarrollo de la alfarería, etc.— que le facilitaran la vida y un mejor conocimiento del propio hombre que posibilitara la organización de estructuras sociales.

Este conocimiento del mundo tuvo como primer resultado teórico la construcción de mitos, como intento de explicación global de la realidad. Luego se desarrolló la filosofía y, a la vez, aunque de un modo diferente, la ciencia, ya como intentos de explicación racional de la misma realidad.

Hoy se considera que es la ciencia, tal como se ha constituido a partir del siglo XVI, el modelo de conocimiento racional de la realidad más riguroso. Pero cada una de las ciencias particulares se ocupa de una parcela de la realidad —aquella que constituye su objeto de estudio— y ninguna de ellas analiza el conocimiento humano como instrumento para la captación de esta realidad, ni los métodos que se utilizan en la investigación científica.

Es la filosofía la que, desde una perspectiva diferente, se ocupa del análisis crítico del conocimiento. Se trata de reflexionar sobre la actividad que nos permite tomar conciencia de la realidad exterior a nuestro yo, así como del interés que tenemos por esa realidad.

Nuestro conocimiento, como hemos visto a lo largo de este tema, se origina a partir de la experiencia del mundo circundante. Nuestros sentidos reciben los estímulos del medio ambiente y los transmiten al cerebro donde se centralizan, se unifican y se relacionan unos con otros. Surge así el “darnos cuenta” de las cosas que nos rodean y que nos aparecen como un mundo estructurado.

El hombre interpreta el conjunto de las sensaciones internas como pertenecientes a su propio cuerpo, a su ‘yo’ —mundo 2, en la terminología de POPPER— y las sensaciones externas como pertenecientes a diversos objetos —mundo 1 de POPPER—. Y se considera que tanto el yo como los objetos constituyen la “realidad”, en la medida en que aparecen como independientes y estables frente a la conciencia humana.

En la filosofía, las dos corrientes de pensamiento más importantes que han interpretado tanto la realidad como su conocimiento son el Realismo y el Idealismo. En ambas teorías, la relación de la cosa con el sujeto que conoce juega un papel importante.

— El Realismo supone que las cosas —el universo— existen con independencia de un sujeto que las conozca y que éste es capaz de conocer la realidad tal y como es en sí misma.

— El Idealismo considera que las cosas tienen realidad y existen sólo si hay una conciencia o sujeto que las piense. Desde el punto de vista del conocimiento defiende que el objeto conocido es lo que se manifiesta en la conciencia, sin que sea posible ir más allá de los datos que contiene la conciencia. Destaca, sobre todo, lo que ésta aporta al conocimiento.

EL CONOCIMIENTO COMO INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD


Podemos decir que el conocimiento tiende a la comprensión de la realidad, siempre que por él entendamos no sólo lo captado en la percepción de la realidad presente a un sujeto1, sino, en sentido más amplio, la actividad del pensamiento que permite tomar conciencia de esa realidad como un todo estructurado y ordenado.

En el conocimiento no nos limitamos a captar objetos o cosas, sino que pretendemos comprender situaciones y hechos. Conocer algo significa también poder explicarlo. Pero esta comprensión de la realidad es siempre problemática, pues nuestro conocimiento es la interpretación que hace un sujeto.

Este aspecto ha sido exagerado por algunos pensadores de tal forma, que ha llegado a constituir lo que se ha dado en llamar el solipsismo, es decir, la imposibilidad de comunicar las experiencias individuales o la forma de comprender la realidad. Esta posición es heredera directa del Idealismo y tiene como fundamento la incomunicabilidad de los contenidos de la conciencia. Así, cuando DESCARTES acude a la propia conciencia en busca de un principio firme en el que asentar todos los conocimientos y llega al “pienso, luego existo”, está adoptando una postura solipsista.



ACTIVIDADES

Elaborar un resumen del tema explicando con ejemplos cada uno de los mundos definidos por Karl Popper

No olvidar el glosario

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